Yo no sé allá, sobre todo a qué punto se habrá llegado en disgregación moral, pero acá, es bien corriente que el modo de contratar cocinero, ayudante doméstico, jardinero o nana, sea por recomendación. Con el vecino, la familia, los matrimonios amigos, uno va y conversa.
_ Che, ¿conocen a alguien que ...?
_ Ah, mirá ... como la finadita Fulana, ya no hay quien haga el pastel de queso.
_ Llamá acá y después contame. Un encanto la muchacha, limpita y bien hacendosa; fijate que vive cerca y que hasta te ahorrarías el gasto de transporte.
_ ¿Educada y con antecedentes de buena cuidadora de niños? La Eulogia, clavao. Ha criado a los gurises de toda esta cuadra y desde hace más de veinte años. Si a mí mismo, cuando la Vieja cayó enferma y ...
Y entonces acá -repito que no sé allá-, es rarísimo, cosa de locos que algo como el robo del niño suceda a colación de haber contratado personal de servicio. Por experiencia reconfirmada, solemos saber dónde vive, con quién, desde cuándo, y hasta si es hincha de Huracán de Paso de la Arena o del Fénix de Capurro.
Claro, algún día estas muchachas empiezan y no hay quien de referencias de ellas. En ese caso, de no haber regular conocida y sólo quedar la opción de la buena por conocer, ¡Manolo!; la agencia más vieja y seria de tercerización de servicios domésticos en Montevideo. Así se llama, Empresa Manolo, cuyo local queda en la calle Uruguay, apenitas pasando Carlos Roxlo.
Por otra parte, hay que tranquilizarse a sabiendas de que el robo de niños obedece a ciertas reglas de mercado. Da asco decirlo, pero así funciona en la realidad. ¿Para qué robar un niño? Salvo excepcionalísima excepción, para una de estas dos cosas: adopción de terceros o tráfico de órganos. Y para ello, en general, suelen aprovecharse las congruas medidas preventivas que hay en los hospitales públicos. De las mismísimas salas de maternidad es que los quitan la mayorías de las veces.
Y resulta que ninguna de estas dos hipótesis -adopción fraudulenta o tráfico- se ajustaría a tu caso. No estás en el nicho de proveedores ciertos y seguros para el caco. Demasiado riesgo en quitar a un niño de matrimonio pequeño burgués constituido, con papeles, centro de residencia, y suficiente familia que la seguiría hasta debajo de las piedras. Los niños robados lo son de las perfierias, de los ambientes marginales, o rurales aislados, de cierto, de lugares muy excluidos de toda mínima inclusión social. Tipos sin referencias, orejanos, a quienes nomás ir a la policía les da pavor y a quienes la quita, quién sabe sino les hará un favor. Privados de todo, sobre todo, de palabra y de facultad para protestar.
Más probable en estos casos como el tuyo, es el furtus usus, el robo doméstico. Un día, menos yerba en la yerbera, al otro, dos rollos de papel higiénico que había y ya no hay. _ Che, cómo se nos está yendo el jabón detergente; le decís un día a Pablo, como si él fuera el causante de que hasta el envase no haya quedado en pie ... Pero una cosa es aprovechar un poco de harina, algún sobrecito de te, y otra, jugarse con un caso que la policía suele perseguir hasta el cansancio.
No te pido que te quedes tranquila, porque en materia de seguridad no parece haber hoy día medida que alcance; pero ¡ojo con "paranoiquear"!, porque el perverso y desviado sentimiento queda y te va convirtiendo en una enfermiza enviciada, al grado de llegar a perjudicar a quien pretendés darle todo. Todo en sus justos términos.
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