Me encuentro de pronto en la obligación ética de transmitir mi más profunda perplejidad ante la emergencia de ciertos elementos de análisis que generalmente no se mencionan en los ámbitos correspondientes, pero que pueden llegar a poner a las damas en un aprieto al cual ignoro si todas ustedes quieren entrar, y del cual tampoco conozco si todas podrían escapar.
Dejo constancia de que no soy propensa a suponer conspiraciones --y este tampoco es el caso--, lo que no es óbice para que no nos mantengamos informadas y con espíritu crítico a la hora de tomar decisiones.
Alguna vez señalé que iba a pedir una hidrolavadora como regalo de cumpleaños. A ésta le agregué, no por ambición sino por necesidad, la posibilidad de adquirir un taladro eléctrico.
Para una primera aproximación a estos temas, ingresé a la página de Easy (a la cual todas ustedes pueden acceder, para corroborar la información aquí vertida). Cuál no sería mi asombro al descubrir malévolas sugerencias e incitaciones encubiertas en la descripción de lo que, se supone, son herramientas de trabajo. No quiero volver a entrar a la página, el impacto fue demasiado fuerte, pero, apenas recordando lo que prefiero olvidar ya mismo, quisiera pasar una rápida revista a aquello que leí.
Comienzo por las hidrolavadoras. Estas máquinas (señala la descripción que usualmente las mujeres omitimos por falta de tiempo), vienen con una capacidad entre 70 y 130 bar. ¿Se imaginan lo que puede hacer una hidrolavadora luego de haber adquirido una inconmensurable mamúa? De entre ellas, osa decir Mr. Easy, algunas incluyen "autostop":, ¿que nos garantiza en los tiempos actuales que, con la borrachera a cuestas y haciendo dedo, no terminen siendo fácil presa de algún pervertido? Y todas --señala la descripción- incluyen una pistola. ¿Estarán incitando a las futuras propietarias a cometer asesinato? ¿O se tratará de un hidrolavador... travestido?
En cuanto a los taladros... ¡ay, que no fue mucho mejor mi impresión al leer las descripciones! Que vengan o no con percutor no es asunto que me interese demasiado, son cuestiones musicales que va en el gusto de cada quien. Pero que me hablen del "mandril con cremallera", eso me excede. ¿Estamos sin saberlo colaborando a la extinción de una especie? ¿Desde cuando es necesario un cuadrumano provisto de cierre relámpago para poder hacer una pequeña perforación en una pared?
Además, nada dice la información adicional acerca de las condiciones de "activación" de la mencionada cremallera... Lo que, obviamente, me produce un inenarrable temor: más allá de lo que se dice, hay otros temas, tal vez mucho más peligrosos, que intencionalmente se omiten...
Todo esto me lleva a la penosa obligación de informarles acerca de estos descubrimientos. No para que se vuelvan desconfiadas y paranoicas: lo hago sólo para que, de intentar por su cuenta la adquisición de estos u otros productos semejantes, se informen muy bien antes de tomar una decisión definitiva...
Escribo estas líneas en la esperanza de poder prevenir algún acontecimiento desdichado. Porque no son momentos, estos en los que nos toca vivir, para andar exclamando con liberalidad: "Take it Easy!".
Saludos a todas,
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