Recientemente, la empresa especializada en pijamas manta se ha mudado de oficinas en Hong Kong, sede central de la compañía en Asia Tal como señala la CEO de la compañía, “En realidad, debería decir que trasladamos nuestra “oficina” en lugar de “oficinas” ya que los únicos que trabajamos desde Hong Kong somos William y yo. Nuestro despacho consiste en una pequeña habitación con un escritorio y una zona más amplia llena de estantes, que utilizamos como almacén de los saquitos bebés”.
Era el momento perfecto –señalan desde la web- para llevar a cabo la mudanza pues aún no habíamos desembalado el último envío de Sacos Pingüino recibido y eso facilitaba la labor. Cuando te mudas de oficina, igual que cuando te mudas de casa, tienes que prestar especial atención para no traspapelar cosas importantes. El resto parece bastante sencillo, ¿verdad?
“Tengo que reconocer que, últimamente, estoy volviéndome un poco desorganizada. Afortunadamente cuento con la inestimable ayuda de María, nuestra Responsable de Negocio y Logística y mi Yang al otro lado del mundo. Nunca recuerdo dónde dejé las cosas: contraseñas, documentos, etiquetas… Pero ella siempre sabe dónde está todo”, señala directora general.
Aunque en esta ocasión fue William responsable del almacén, quien vino a mi rescate. En la lista de “cosas importantes” que no podíamos perder de vista, el sello de la empresa (el Chop) ocupaba la pole position. Quizás sepáis que, en China, las firmas en los documentos no son tan importantes como los sellos. Son obligatorios para formalizar contratos, facturas y cualquier otro documento importante. Una firma no sirve para nada sin un sello, mientras que un sello puede hacer maravillas sin una firma. En resumen, si tienes que elegir entre perder tu sello corporativo o perder el uso de la mano derecha (o izquierda, si eres zurdo), tu negocio sufrirá muchos menos perjuicios si pierdes la mano. Por esta razón, los sellos se guardan en cajas de seguridad y bajo vigilancia de personas responsables y de total confianza.
El día de la mudanza de los sacos de dormir grobag cogí nuestro sello y lo dejé en una de las estanterías mientras iba a buscar mi bolso, donde se suponía que debía guardarlo a buen recaudo y llevarlo a la nueva oficina, pero de alguna manera me distraje. Cuando volví a acordarme del sello, estaba en la oficina nueva y habían pasado más de 48 horas. Lo busqué por todas partes creyendo que aparecería en un minuto, pero después de vaciar todas las cajas y armarios, seguía sin aparecer. El siguiente paso fue buscar en el almacén. Pero todas las cajas seguían selladas, no podía estar allí ¿verdad? Me entró el pánico. Primero llamé a la empresa de mudanzas. No había señales del sello. Entonces decidí llamar a nuestra Secretaria y Contable. ¿Debo ir a la policía y denunciarlo? “Cálmate”, dijo Anna, “Yo lo arreglaré. Pero es necesario pedir a la empresa de mudanzas el certificado de haber destruido los embalajes empleados durante el traslado”. Pijamas de niño
Colgué el teléfono y eché mis manos a la cabeza, en un gesto de desesperación, cuando apareció William, el Gurú del Tetris. Le conté lo que había pasado y decidimos echar un segundo vistazo al almacén. Allí William encontró una caja que yo había olvidado y que habíamos abierto para sacar unas muestras de pijama niña, para enviar a una blogger de Nueva Zelanda. Estaba cerrada con la cinta de embalaje de la empresa de mudanzas, no con la nuestra. Cuando la abrió, allí, entre 20 sacos talla L y TOG 2.5, ¡apareció mi sello! Pijama manta
Para próximas mudanzas, tendré que poner a alguien más a cargo de las cosas importantes. Con suerte, ¡nuestra dinámica María me lo recordará!
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