Hemos dejado de evolucionar, ahora somos “versiones”.
Comenzó como una idea de agiornamiento de los que en la realidad no entienden nada del fenómeno de las redes sociales, esa gente flota en el caldo de la fe, ellos sólo saben que hay que participar y contratan a alguien que los convence de que estar en las redes, es una especia de tribu denominada 2.0 y que eso les trae al negocio montones de clientes.
Y parece nomás que es así, porque si no, no habría inversiones para las Web 2.0.
Vino alguien que de marketing conoce más que redes y comenzó a difundirse el término 2.0 como una señal y un referente de modernidad, de estar, de pertenecer.
Aunque por supuesto si se le pregunta si participa personalmente dirán que no, e incluso si se ahonda, te dirá que son “pavadas” de adolescentes.
Sin embargo, importantes empresas contratan batallones de jóvenes que están en esa “pavada” para la más profunda de las penetraciones consumistas de todos los tiempos: las redes sociales.
Pronto, tuvo que aparecer el 3.0, porque quedar chico el concepto del 2.0, como un modo de indicar que ahora “pertenecemos” a la siguiente generación, le decimos al mundo que hemos evolucionado antes que todos.
Mientras la original denominación de Web 3.0 refiere al desarrollo de operatorias de semántica, esto es: análisis semánticos de nuestras intervenciones en las redes sociales para colocarnos delante de los ojos, aquello que buscamos antes que nosotros mismos lo sepamos, la idea se ha ido bastardeando, llevándose por otros lados, sembrando en la gente multitud de conceptos como si fueran la misma cosa.
Y lo peor: ahora ha contaminado el mundo real, las empresas de Turismo, avispadas de la tendencia, convenció a una ciudad entera, en España, de llevar a cabo un proyecto que denominó “Plasencia 3.0”, el que consiste en convertir toda una ciudad en “ciudad social”, lo que parece un mero nombre, no lo es.
Para ello hay que comprender qué es un concepto 2.0. El mismo se refiere a que los usuarios aportan, por ejemplo, imágenes, videos, textos, es decir, todo lo que un usuario sume a un sitio, está dentro del concepto Web 2.0, por ello, Facebook, Youtube, Twitter, Sintagmas, blogs, son proyectos Web 2.0
Cambiamos usuario por ciudadano y tendremos una ciudad 2.0.
Ahora, la ciudad 3.0, es aquella que ofrece lo mismo, pero además sus ciudadanos están en capacidad de decidir.
Me sorprende el intento, es casi el mismo concepto actual, sólo que al agregarse el referente: 3.0, parece un disfraz de modernidad, un gesto posmodernista.
Insisten con que es una forma diferente de hacer las cosas, aunque es exactamente lo mismo que se intenta en cualquier otro modelo, donde se elige a los representantes del pueblo, que se supone realizan lo que el pueblo propone.
Hay una diferencia interesante que se verá cómo se lleva adelante, en nuestra ciudad, sin versiones y con nuestras supuestas opiniones en manos de nuestros representantes hay tantos pobres como ricos, lo que ya plantea una exigencia diferente para con los representantes según a qué medio se pertenece.
En el proyecto Plasencia 3.0, parece que pertenecer tiene sus privilegios, no es “pueblo” ni casi ciudadanos, son empresarios, profesionales, organizadores, los que pueden decidir son los que aporta, los poderosos. ¿Les suena?
Se llaman a sí mismos una red social de una comunidad autónoma. Esto, en otros tiempos se le llamaba declaración de independencia, y generaba un país nuevo, pero se ve que evolucionar a 3.0 tiene sus privilegios.
Otras de las frases y cito: El creador del proyecto ha puesto como ejemplo que si alguien quiere buscar algo en la red utiliza el buscador de "Google", si quiere ver un vídeo va a "Youtube" y si quiere hacer un seguimiento de un tema se apunta a "Twitter".
Que es exactamente lo mismo que hacemos todos actualmente, sin necesidad de pertenecer a Plasencia 3.0.
Tengo la curiosidad de saber si el asunto, el “proyecto” es la venta de un muy vivo empresario que le enroscó la víbora a un funcionario de esos que cree que porque se usar el término 3.0 lo pone en la lista de candidatos más modernos y piensa relanzar así su figura política, o es la idea de un político con pocas luces que cree que puede manipular de ese modo a los otros tantos de cientos de personas que como él, no comprenden el término 3.0 y se suma a la idea creyendo con eso pertenecer.
Creo que de algún modo les va a dar resultado, porque parece que hay mucha más gente que desconociendo el término 3.0, se suma a ideas sin interiorizarse de sus significados, así como con la mayoría de las actividades que ocurren en internet.
Lamentablemente hay tanto que no alcanzamos a comprender casi nada.
Ana Abregú
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