Si es posible, la calificación de un agente inmobiliario requiere de formaciones diversas en el que la actualidad es parte importante, se asimila a la profesión del informático, donde todo parece queras obsoleto rápidamente y requiere permanente estudio y formación; del mismo modo, los informáticos se forman “en línea”, los agentes inmobiliario van por el mismo carril.

Las inmobiliarias los prefieren millenials. El agente inmobiliario que entiende su época, entiende su cliente, las tendencias  y preferencias.

Teniendo en cuenta que la construcción y arquitectura van en sentido contrario, requieren tiempo, economía, recursos, formación, el agente inmobiliario es el diagnosticador de las tendencias.

La construcción, y el negocio inmobiliario, desde los condicionantes operacionales dependen de tiempos que no parecen coincidir con las imposiciones de las actividades de los principales clientes: los millenials, cómo neutralizar el efecto: sumarlo al proceso de comercialización, las inmobiliarias forman en sus necesidades a millenials, estos últimos ya comprenden su intervención en el mundo de la tecnología y la virtualidad.

Esto no implica descarta la experiencia que provee el agente inmobiliario calificado, sino una suerte de complemento.

Entonces cabe comprender las formas de funcionamiento de los millenials, cuyo manifiesto es simple: “lo quiero todo, lo quiero ya y quiero que me lo ofrezcan, no que yo tenga que buscarlo”.

Parece sencillo de decir, pero no de aplicar, cómo conocen las preferencias y condiciones; para las inmobiliarias se ha vuelto interesante todo tipo de acercamiento a esta respuesta.

En principio, el interés del sector inmobiliario, coincide con el interés de todo tipo de aplicaciones al respecto, las aplicaciones también están interesadas en ofrecer a los potenciales clientes el producto que tienen las inmobiliarias. Y es ahí donde aparecen dos cuestiones: en dónde está la gente, de esa gente, cuáles son clientes.

Lo masivo se ha vuelto un problema, porque no sólo hay que manejar un importante volumen de datos, sino también proveer métodos para detectar a los clientes.

Las redes sociales no parecen haber descubierto como hacerlo, ya que está claro que la gestión en las mismas no han demostrado tener lo necesario, un principio fundamental en todo negocio: la gestión no debe consumir más que los beneficios, y la participación en las redes, se sabe, consume tiempo y conocimientos que el millenials, que todo lo quiere y lo quiere ya, no está preparado para aceptar.

Cómo conciliar ambos mundos, uno en el que todo lo quiere instantáneo, otro que requiere de planes; es ahí donde entra la calidad y experiencia de las inmobiliarias, que unidas a la actividad de construcción, tienen la capacidad de establecer pautas a futuro, tal el caso de la inmobiliaria Mazzei, con desarrollos en la zona Sur, y condiciones comunes, antes de la pandemia, durante y posterior: nuevos materiales ecofriendly, arquitectura moderna que integra a la naturaleza, servicio en atención a dos aspectos: soluciones de servicios de atención en categoría hotelería y servicios de energía para la vida virtual.

Las inmobiliarias los prefieren millenials: rápido, concreto, sin vueltas.

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