1.- ¿Cuál es la unidad desde el punto de vista humano? ¿El gen de la humanidad, sus células primigenias, el individuo, el grupo, tribu o manada, o la humanidad?
2.- ¿Cuál es el sentido de todo esto? ¿Un capricho divino, una necesidad cósmico racional, alcanzar el cielo, salir del infierno, vivir, o nomás morir por haber vivido?
3.- ¿Qué ha de entenderse por bien? El interés material, la felicidad incorpórea, la satisfación de dios, la equidad y la armonía universales, la infatuación del ombligo propio?
4.- ¿Qué priorizar cuando lo urgente es adverso de lo importante? ¿Y cuando lo bello es enemigo de lo bueno?
5.- ¿Qué es el hombre aparte de su propio retrato en la mente?; ¿hay algo allende la mente? He afirmado que somos verbos gerundios; pues bien, ¿será necesario un agente (sub iectum) que ejerza el verbo, o alcanza con el verbo a secas y nada más? ¿Cogito ergo sum o cogito ergo cogitans?
6.- ¿Hay libertad, autonomía de la voluntad, o somos más bien seres condenados a ponerle excusas a nuestra determinación? ¿Puede ser consdierado libre quien con independencia se abandone a su destino? ¿Acaso sólo la voluntad puede ser libre? Entonces, ¿la libertad será la conciencia de la necesidad?
7.- Si con el correr del tiempo no queda una sola célula sobreviviente de aquellas, si no hay forma ni moda que subsista, si se muda el tono, el timbre, la velocidad, el dinamismo, todo en suma, ¿qué queda que me permita decir que soy el que fui (aparte del documento de identidad)? ¿La memoria recuerda o es más lo que inventa? ¿Quién soy?, ¿soy?
8.- ¿Qué es la cosa que es cosa?, ¿cuándo es, dónde es? (condiciones a priori del entendimiento); ¿por qué es y para qué es? (principio de razón suficiente y sentido).
9.- En la sucesión que pretendemos como necesaria causalmente: ¿el huevo o la gallina?
10.- ¿Dónde está el gato de Shrödinger?
Estas preguntas me han atormentado toda la vida. En cierta medida, tal ha sido mi subyugamiento a ellas que, ataráxico, me he quedado la vida viéndolas pasar como angustias y desvelos. Sin ellas resueltas, ¿cómo actuar debidamente? Ah, moiras ... Y tan así, tan hórrido el caso, que ya no busco las respuestas sino que me basta con las diaria inquietud que me provocan como si fueran mantrams de un yoga imposible. Kalistenia de la conciencia; soy adicto a las endorfinas y epinefrinas y jugos varios que me provoca el abismo de mis ingorancias. Convivo a satisfacción con mi oscuridad; ella es toda la luz que me corresponde.